Hola! Les cuento que el club me invitó a participar de su Newsletter escribiendo en una columna mis pensamientos y experiencias, muchas gracias y trataré de estar a la altura.
Comenzaré por contarles cómo partió esta idea y quiénes participaron en ella. Cuando yo era sub directora de la escuela de ski de la Parva y su director era Claudio Díaz, se nos ocurrió formar un club que estuviera al alero de la escuela de ski para poder traspasar nuestros valores montañeses a través de los entrenadores que pertenecían a la escuela.
Este proyecto consistía en entrenar a niños desde la edad de 3 años hasta la edad de 15 años para hacer de ellos no solo buenos esquiadores y corredores, si no también buenas personas a cabalidad.
Este deporte es un modo de vida, la montaña, nuestra imponente cordillera de Los Andes, aunque es muda nos habla todos los días con su belleza, su templanza y su generosidad. Sobre ella no solo nos deslizamos produciendo nosotros un goce físico y espiritual, si no que también su crudeza y su hostilidad nos hace ser disciplinados, previsores y respetuosos.
Nada mejor entonces que crear una comunidad montañesa (niños, padres y entrenadores) bajo la tutela y a la vez, la exigencia de nuestra potente cordillera.
El Club andes es mucho más que un club de ski; es una instancia en la cual todos concordamos con los verdaderos valores humanos. La sana competencia y la superación de si mismo ayudarán a nuestros niños a ser verdaderos ejemplos en la sociedad en la que les tocará desenvolverse.
Cuando veo a mis niños (porque son mios y nadie me dirá lo contrario) me da una emoción y un calorcito en el corazón, pero lo mejor es que yo sé que ellos también me quieren.
Hasta la próxima
Patricia